Fuente: Organización Mundial del Comercio
ECONOMÍA, SALUD Y
TERRITORIO
Diana Durán
Ecuación difícil por
estos días la que combina los términos economía, salud y territorio. Sin
embargo, podemos examinar algunos conceptos y argumentos que permiten
relacionarlos en tiempos de la pandemia por COVID 19.
Como sabemos, el
territorio es poder en relación con las relaciones internacionales, los
transportes y las comunicaciones, entre otros aspectos. Las relaciones
internacionales en tiempos del COVID 19 están trastocadas de tal manera, que de
la intensa globalización se pasó súbitamente a fronteras aisladas que, en
términos geopolíticos, vuelven a poner en el centro la relevancia del Estado Nación
que las ciencias sociales consideraban declinante. Sin embargo, hoy se pone el
acento en las diversas situaciones por la que pasan los Estados según sus contextos
sanitarios frente a la pandemia. Italia, España, Estados Unidos, Reino Unido, China
dan cuenta de ello. Sus evoluciones en torno a la pandemia han sido diversas y
complejas.
Los transportes se han
transformado completamente, dado el colapso de los medios aéreos, terrestres,
fluviales y marítimos, cada uno con su diversidad de escenarios y
circunstancias. Las comunicaciones, en cambio, tienen un papel cada vez más que
relevante en la nueva situación planetaria, en la que las actividades virtuales
constituyen una necesidad básica indiscutible.
Lo cierto es que los
Estados coexisten bajo una permanente situación de tensión internacional en la
que el mentado sistema mundo, la economía capitalista y la multipolaridad se
ven trastocados por la pandemia global.
El sistema mundial,
los estados y las localidades se transforman en sus vínculos, tan investigados
por el sociólogo Immanuel Wallerstein y el geógrafo Peter Taylor para
constituirse en una nueva organización de territorios y redes que abre campos
de investigación renovados e ilimitados.
Los geógrafos
sostenían antes de la pandemia que la globalización había derrumbado la idea de
vivir en territorios cerrados y delimitados por los límites políticos de los
Estados nacionales, mientras que en un “mundo sin fronteras”, la noción de
Estado era insuficiente para la organización de las actividades humanas y económicas.
Es ostensible que las ciencias sociales deberán rever sus teorías frente a la
pandemia que ha devuelto un papel significativo a los Estados y también a las
ciudades.
Las ciudades, la migración y el comercio han
sido los principales catalizadores del progreso durante los dos últimos siglos. Pareciera que debiéramos rever estas afirmaciones
frente a las consecuencias de la pandemia, con ciudades globales amenazadas,
migraciones y comercio interrumpidos. Pero, asimismo, habría que contraponer,
por ejemplo, nuevas formas como el comercio electrónico como el de la empresa Amazon,
una de las ganadoras en la
crisis del coronavirus, con clientes gastando cerca de US$
11.000 por segundo. (BBC Mundo)
Repensar lo local
En la actualidad, las
comunidades intensifican la dimensión (territorial) local, como un espacio
recuperado de solidaridad, con nuevas formas de construir comunidades a través
de múltiples modalidades, que deberían convertirse en nuevas oportunidades para
el desarrollo. A ello se agrega la intensificación de los
intercambios sociales, culturales y económicos que se realizan a través de la
red, como el teletrabajo, la educación virtual o a distancia, la eclosión de
las webinars (entre estudiantes y docentes, gestores, políticos, familias,
y otros actores sociales) y el renovado papel de las redes sociales.
Los sistemas locales ya no se verán tan “sometidos a la globalización”
sino que podrán reinventarse al haber regiones y localidades ganadoras y
perdedoras y nuevas oportunidades que no se deben desechar. Por ejemplo, en esta pandemia se ha vuelto al
barrio, a las actividades próximas desde el punto de vista territorial, y a la
revisión de la movilidad con lo cual también se modifican los modelos de
producción y de consumo en las ciudades.
Habrá que repensar estas cuestiones en nuestro ámbito local (Punta Alta
y Coronel Rosales) y evitar sumirse en la coyuntura por sobre el desarrollo
local. A pesar de las emergencias, también es indispensable poner énfasis en los
temas estructurales del territorio y la sociedad local, como el ordenamiento
territorial, la planificación, el nuevo Código de Zonificación, entre otros.
David Harvey
explicaba en 2005 y mantiene su vigencia, que la relación entre las escalas es
compleja y el sistema-mundo no anula lo local, sino que se multiplican los
actores subestatales y locales, y propone buscar “espacios de la esperanza”
que integren el desarrollo social y, agregamos, local.
Reflexionemos
también que a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (erradicar la pobreza y
el hambre, la educación universal, la igualdad entre géneros, la reducción de
la mortalidad infantil, la mejora de la salud materna, el combate del VIH/SIDA,
la sostenibilidad del medio ambiente y la asociación mundial) habrá que agregar
la pandemia del COVID 19 y la revisión profunda de todos aquellos.
Pedro Reques Velasco (2020) propone “reinventar el
futuro” en base a pilares como la innovación, la ciencia, la tecnología,
los servicios públicos de calidad, la sustentabilidad del ambiente, la
agricultura familiar, el turismo sustentable, el comercio de proximidad, el
capital humano y una industrialización basada en de investigación y de
desarrollo tecnológico con capacidad para dar respuesta a las cadenas de
suministro básicas ligadas a este tipo de crisis sanitarias.
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