La educación ambiental y la etnobotánica en tiempos de pandemia.
Por Eduardo Jaime Muñoz
Educador ambiental,
etnobotanico y Miembro de la Red Iberoamericana de Medio Ambiente.
El
profesor Eduardo Jaime Muñoz desde hace tiempo se ha dedicado al desarrollo de
la educación ambiental en escuelas rurales de Chile, llevando sus talleres el
extranjero desde Coquimbo, Chile a Punta Alta, Argentina. Allí ha compartido sus
aprendizajes junto a estudiantes y profesores, quienes han podido conocer su trabajo
gracias al apoyo del Centro de Estudios Geográficos “Florentino Ameghino”, dirigido por la Dra. Diana Durán. Desde estos espacios el docente ha incentivando
el cuidado y protección de la flora nativa y el conocimiento de su geografía. “Las
plantas nativas conforman el patrimonio natural más notorio en zonas alejadas
de la ciudad y que lamentablemente está siendo amenazado por un fuerte proceso
de urbanización hacia los sectores rurales en Chile y el América Latina”.
A punto de lanzar su libro, titulado “Conociendo
la flora nativa que crece alrededor de mi escuela”, donde el docente es el
autor principal de la obra en coautoría del destacado botánico chileno, Rodrigo
Villaseñor, de la Universidad de Playa Ancha de Ciencias de La Educación y de Anita
Sandoval de INIA, experta en propagación de plantas nativas con el apoyo del
Ministerio de Medio Ambiente de Chile. Este material educativo pretende conocer
un poquito más de las plantas que crecen alrededor de las escuelas rurales en
Chile y algunas que comparten distribución geográfica con otros países de Latinoamérica, poniendo
énfasis en los usos de las plantas, sus distribución geográfica y algunos
consejos para su propagación.
Algarrobo blanco
Comenta el
docente y especialista algunas de ellas comparten hábitat con otros países
limítrofes como es el caso de Argentina, Bolivia y Perú. Una es el algarrobo: Prosopis chilensis (Molina) Stuntz, conocido como en Argentina como algarrobo blanco.
Este árbol nativo presenta un uso combustible y sus frutos sirven para preparar
alimento, unos de los productos más comunes es la preparación de harina de
algarroba.
Es así
como en el artículo “Productos
alimenticios de la Argentina en riesgo de desaparecer” de Hugo Cetrángolo,
de la Comisión del Arca del Gusto de Argentina, Cátedra de Sistemas
Agroalimenticios. Facultad de Agronomía UBA. Fundación Agronegocios y Alimentos
(2014) se indica que el “consumo de la harina de algarroba es parte del
patrimonio cultural de los pueblos indígenas de la región chaqueña, se trata de
una especie emblemática de la región chaqueña, que es unas regiones geográficas
de la Argentina y forma parte de la eco-región sudamericana del Gran Chaco. Sus
límites son el río Pilcomayo al norte, los ríos Paraguay y Paraná al este, el
río Salado al sur y la región del Noroeste al oeste. Comprende las provincias
de Formosa, Chaco, parte norte de Santa Fe, la mayor parte de Santiago del
Estero, y el este de Salta”. Se trata de
un producto natural que ha sido importante en la vida del pueblo argentino.
¿Qué sucede con la educación ambiental en tiempos de pandemia?
Responde el
profesor Muñoz: “pienso que este conocimiento
que se ha trasmitido por décadas en las culturas es un elemento relevante para
poder sobrevivir en zonas aportadas, esta tradición ha permitido a muchos
pueblos durante la historia poder hacer frente a las pandemias que han existido
a lo largo del tiempo. Familias, hombres y mujeres han utilizado este
conocimiento y los han puesto en valor en momentos difíciles para la historia
de la humanidad”. Creo que
este conocimiento puede ser útil y ayudar a muchas familias en estos momentos
difíciles y complejos.
Respecto a
la educación ambiental es un gran desafío poder continuar educando a las nuevas
generaciones y creo que cuando uno piensa la educación ambiental como “proyecto
de vida”, debe ser una persona perseverante y generar cambios en la sociedad moderna
de manera que hoy se requiere más que nunca de un trabajo constante, duradero
en el tiempo. La educación ambiental como tal es un proceso permanente y
continuo en el tiempo, ojalá exista más apoyo de las instituciones para que
aporten iniciativas ambientales que sean duraderas.
La educación
ambiental y la etnobotánica poseen saberes importantes en tiempos de pandemia.
Hoy es necesario tener en consideración nuestros orígenes, valorando el conocimiento
que pueda estar al alcance de nuestras manos, sobre todo para los habitantes
del medio rural y los habitantes de medio urbano es importante poder utilizar la
agroecología para cultivar en pequeños espacios urbanos, huertos como una forma
de cultivar nuestros propios alimentos, pasando la cuarentena, compartiendo en familia
y de esta manera cercarnos a la tierra y a la naturaleza.
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